Tamara de Lempicka
Tamara de Lempicka (1898
– 1980) es una importante exponente del Art Déco,
el movimiento más característico de la época,
marcada por la estética de los años 20 con sus motivos geométricos, colores
brillantes y formas rotundas: el art déco. Un estilo clásico, simétrico y
rectilíneo que alcanzó su mayor apogeo entre 1925 y 1935, pero que hunde sus
raíces en movimientos anteriores como el cubismo y el futurismo, así como en la
influencia de la Bauhaus. Lempicka fue una de sus representantes más destacadas
en el ámbito de las artes plásticas, para las que planteó toda una revolución. Sus
principales géneros son el desnudo y el retrato, y en su obra se puede apreciar
el amor a autores como Ingres, Botticelli o el Manierismo.
Sus
trabajos retratan la adinerada burguesía de la época y la progresiva decadencia
de la aristocracia. Su alocada vida servía de inspiración para sus cuadros; su
defensa del hedonismo, las orgías, la cocaína y la bisexualidad permitieron a
la artista ilustrar en detalle la vida de la alta burguesía parisina.
En el verano de 1932, la artista realizó una larga estancia
en España, con un viaje que la llevó a Málaga, Sevilla, Córdoba, Toledo y
Madrid, documentado por algunos extasiados artículos firmados por los críticos
españoles del momento. Aclamada como una diva, admirada por su arte
caracterizado por un lenguaje neto y refinado, descrita como un ejemplo de belleza
y elegancia, Tamara de Lempicka siempre subrayaba su interés por El Greco y
Goya, que estudiaba diligentemente en largas sesiones en los museos españoles.